domingo, 11 de agosto de 2013

Conferencistas


1. Heide Göettner-Abendroth 

2. Cecilia Keller

3. Erela Shadmi

4. Bernedette Muthien

5. Magdalena Frey 

6. Sonia Blanco

7. Alba Stella Barreto

8. Colectivo María de Magdala - Vicky Falcon, Sandra Sarria, Daniela Vega

9.  Ana María Morales traducción simultánea

lunes, 5 de agosto de 2013

Video de la Ecoaldea Nashira


Miremos el video de la Ecoaldea Nashira, el lugar que nos arropará en el Círculo matriarcal en noviembre de 2013










Manifiesta


Nosotras las mujeres del mundo, que somos madres y tenemos madres manifestamos:

 Los valores que enunciamos aquí son valores maternales, reconocidos y practicados por las sociedades matriarcales en todo el mundo: la ética del cuidado, la crianza, la necesidad de orientar, la capacidad de dar, la vocación de paz, la igualdad de genero, el respeto por la vida de todos los seres vivientes, lo sagrado de la Pacha Mama o Madre Tierra.

 1. La vida es sagrada. Las mujeres son sagradas y deben ser respetadas. Las niñas tienen derecho a la educación. La vida de los seres humanos, de los animales y de las plantas es también sagrada. No se tolerará nunca mas el asesinato, la esclavitud, la violación de otros seres humanos ya sea que el actor sea un individuo, un estado, un ejercito, una sociedad o una comunidad o un país. Tampoco se tolerará el maltrato o la tortura de los animales. Desde ya deben parar todos los homicidios.

2. Nos proponemos derrocar todos los patrones sistémicos de violencia, y opresión y cambiarlos  por el respeto, la libertad, la seguridad y el amor

3. La Pacha Mama es sagrada. No se permitirá nunca jamás derramar sustancias tóxicas o radioactivas. Los responsables serán obligados a reparar el daño.

 4.  Los océanos son las entrañas de la vida. Las aguas están siendo destruidas por la acidificación causada por el Co2,  los depósitos de deshechos químicos, las basuras flotantes, y ahora también contaminadas  por altas dosis de radioactividad. Exigimos que no se destruyan mas los océanos  y que la vida marina se proteja. No mas contaminación ni destrucción.

 5. Desde Ya hacemos un llamado a todos los países para que remedien sus problemas de desechos nucleares y utilicen fuentes de energía que no sean tóxicas o contaminantes, junto con una reducción drástica del consumerismo  energético. Es urgente que se protejan los bosques, las montañas y los ríos y que se respete el derecho ancestral de los pueblos a su territorio.

 6. La Pacha Mama comparte con generosidad  sus recursos. Aquellos que tienen mas de lo que necesitan deben compartir generosamente con los mas necesitados. El consumo excesivo debe terminar.

7. Valoramos el trabajo físico y hacemos un llamado a las gentes del mundo para que haya equidad en la remuneración laboral. Por igual trabajo igual pago, especialmente el trabajo no remunerado de las madres. Exigimos que todas las personas tengan asegurada su subsistencia, mas allá de la retribución económica

8. Reiteramos que es una ofensa en contra de la humanidad y un peligro para la Madre Tierra, interferir con el funcionamiento normal del sistema planetario, ya sea para usos civiles o militares, como por ejemplo : la contaminación nuclear, la ingeniería geofísica, y la ingeniería genética. Rechazamos la geoingeniería  que pretende manipular la circulación natural de la atmósfera  (ionosfera) o al interior de la tierra (rotación) ya que esto constituye un riesgo letal para  la biosfera. Exigimos que ese tipo de proyectos se discutan públicamente. No mas secretos!

9. Otorgaremos la Medalla del Matriarcado, como reconocimiento a la persona o grupo que cada año realice el  mas importante cambio social en nuestro planeta, según la decisión que tome un jurado de matriarcas

10. La cultura creada por las mujeres es sagrada. Respetamos la diversidad cultural, especialmente la existencia de  los grupos matriarcales en todo el mundo. Rechazamos  la destrucción de las antiguas sociedades igualitarias y sus patrones culturales, que nos dan un importante ejemplo de comunidades bien balanceadas y dirigidas intencionalmente hacia la paz. Respetamos la  herencia espiritual que nos llega de culturas matriarcales ancestrales y que nos enseña sobre la interconección entre todas las formas de vida en la tierra y en el universo.  




Investigación moderna del matriarcado / Sus resultados y su importancia actual


Heide Goettner-Abendroth

 Investigación moderna del matriarcado
Sus resultados y su importancia actual

 Introducción

Después de haber obtenido el título de doctor en la Universidad de Munich con el tema “La lógica de la interpretación”, di allí clases de filosofía y teoría de la ciencia desde 1973 hasta 1983. Después abandoné la institución “universidad”, pues decidí dedicarme a una tarea más importante y socialmente más relevante. A partir de 1976 fundé, junto con mis colegas y compañeras de lucha, la investigación feminista en Alemania Occidental, y aquí por primera vez presenté mi teoría de la sociedad matriarcal.

El camino hacia una sociedad igualitaria


Principios y práctica
de la política matriarcal

 Heide Goettner-Abendroth

¿Por qué investigación matriarcal?
  
Llevo toda mi vida ocupada con el estudio de la forma social matriarcal en el presente y en el pasado y de esa manera me he convertido en la fundadora de la investigación moderna del matriarcado.[1] No se trata de un fenómeno exótico de poca importancia, al contrario: saca a la luz un conocimiento de modelos sociales, políticos y culturales no patriarcales, fundamentalmente igualitarios, conocimiento que necesitamos urgentemente en esta fase globalmente destructiva del patriarcado tardío. En su largo recorrido histórico y en los últimos ejemplos aún existentes hoy en día, los matriarcados han sido sociedades que han pasado sin dominación, sin jerarquía y sin operaciones guerreras en forma de matanzas organizadas. Especialmente no conocen la violencia contra mujeres y niños, de la que las sociedades patriarcales de toda la tierra están desbordadas.
La cultura social y espiritual de los matriarcados se basa en el principio de que la humanidad consta de Dos, dos sexos equivalentes. De esto los pensadores patriarcales están muy alejados, y por desgracia también los nuevos filósofos culturales. Ellos expresan ideas en nombre de toda la humanidad que, sin embargo, tienen sus orígenes en modelos de la vida y conceptos del mundo masculinos. De este modo la mujer es hecha invisible, pues el hombre, tácitamente o sin darse cuenta, se toma a sí mismo como la norma, mientras que ella aparece únicamente como una anomalía o bagatela añadida – si llega a ser mencionada.
Estos hechos y su comprensión como resultado de mi investigación me han alentado a continuar mi trabajo durante décadas, a pesar de todos los acosos que tengo que soportar a causa del tema. Fue la misma investigación la que, poco a poco,  me llevó a atribuir gran importancia, para nosotros hoy y en el futuro, al conocimiento de modelos sociales matriarcales.
La forma social matriarcal no es ninguna utopía abstracta, al contrario que muchos otros modelos sociales. Tales utopías nunca han funcionado en la historia humana. No obstante, la forma social matriarcal es una experiencia práctica que fue vivida durante los más largos espacios de tiempo de la historia cultural, y por eso forma parte del conjunto imprescindible de conocimientos culturales de la humanidad. En ella existen reglas muy concretas y detalladas sobre cómo se puede organizar la vida común de una manera orientada en las necesidades, pacífica y sin violencia, es decir humana. Estas reglas no son ningún producto ingenuamente natural, sino que representan una creación cultural consciente.
¿Qué es un matriarcado?

A continuación voy a fundamentar mis afirmaciones con la definición de la forma social matriarcal y su estructura fundamental, fruto de mi dedicación de por vida a este tema. Esta definición es el núcleo de la investigación matriarcal moderna que se está desarrollando rápidamente. No la encontré jugando con pensamientos abstractos, sino examinando y analizando un material etnológico muy amplio. La investigación matriarcal moderna fue presentada a un gran público en dos “Congresos mundiales de investigación matriarcal” que organicé y dirigí, en Luxemburgo en 2003 y en Estados Unidos en 2005.[2]
Muy brevemente, esta es la estructura fundamental  de la forma social matriarcal en sus niveles económico, social, político y cultural:

En el nivel económico, los matriarcados son normalmente sociedades agrícolas, aunque no exclusivamente. Se practica la economía de subsistencia con autarquía local o regional. La tierra y las casas son propiedad del clan en el sentido del derecho de usufructo; la propiedad privada y las reivindicaciones territoriales son desconocidas.
Los bienes se encuentran en un intercambio activo que sigue las líneas de parentesco y las reglas de casamiento. Este sistema de intercambio se basa en una economía del regalo,[3] y evita que los bienes puedan ser acumulados por un clan o por una persona. El ideal es el reparto y no la acumulación. Ventajas y desventajas en la adquisición de bienes se compensan mediante las reglas sociales, por ejemplo, es costumbre que un clan rico invite a la aldea entera  en las numerosas fiestas comunes, distribuyendo entre todos sus bienes en forma de regalos. Eso reduce la riqueza de este clan, pero los clanes se turnan en hacer regalos en las fiestas porque siempre los ofrece aquel que ha tenido la mayor suerte en la cosecha o el comercio. Como recompensa, los clanes que invitan ganan “honor”, es decir prestigio social. De esa manera, las diferencias económicas se nivelan continuamente.
Por eso, en el nivel económico, los matriarcados son caracterizados por una reciprocidad perfecta.  Por lo tanto los defino como sociedades de equilibrio basadas en una economía del regalo.
En contraste, los patriarcados en todas sus etapas históricas son sociedades de acumulación, en las cuales los bienes de todas las personas terminan en las manos de unos pocos.

En el nivel social, los matriarcados se basan en el clan. Los hombres matriarcales conviven en clanes grandes organizados según el principio de matrilinealidad, del parentesco por línea materna. El nombre del clan, todas las funciones sociales y los títulos políticos se heredan por línea materna. Un matri-clan consta de tres generaciones de mujeres: la madre del clan y sus hermanas, las hijas y las nietas de aquéllas, así como los hombres directamente emparentados: los hermanos de la madre del clan, los hijos y nietos.
Un matri-clan convive en la gran casa del clan, que puede comprender de 10 a 100 personas, dependiendo del tamaño y estilo arquitectónico. Las mujeres viven permanentemente en ella, pues las hijas y las nietas no abandonan nunca la casa del clan maternal. Esto se llama matrilocalidad. Sus esposos o amantes, que viven en las casas de sus madres, sólo vienen para la noche en el llamado matrimonio de visita.
El clan es una unidad económica autárquica. Para lograr que estos grupos autárquicos formen una estructura social con otros clanes de la aldea o de la ciudad, se desarrollaron complejas reglas de casamiento, por ejemplo la del casamiento recíproco entre dos clanes. A ello se suman las reglas de libre elección con otros clanes, con el efecto deseado de que todos los miembros de la aldea o de la ciudad estén emparentados por nacimiento o casamiento, los unos con los otros,  de forma más o menos próxima. Este parentesco forma un sistema de reciprocidad con reglas firmes. De este modo se genera una sociedad igualitaria y horizontal, organizada de una manera no jerárquica, que se entiende como un clan ampliado, con todas las obligaciones de ayuda mutua.
Por lo tanto defino los matriarcados en el nivel social como sociedades de parentesco matrilineales y horizontales.
Las sociedades patriarcales en cambio se componen de extraños, que forman grupos de dominio y de intereses, se presentan en ego-grupos y se enfrentan permanentemente los unos contra los otros. De esta manera el equilibrio social permanece siempre precario.

En el nivel político, los procesos de toma de decisiones también siguen las líneas de parentesco. La base de las tomas de decisión son los diferentes clanes. Los asuntos que incumben al clan son decididos por mujeres y hombres de forma consensuada, es decir por unanimidad.
Lo mismo pasa con las decisiones que afectan a toda la aldea: Después de haberse reunido el consejo del clan, los delegados de los diferentes clanes se reúnen en el consejo de la aldea; en algunas sociedades son las propias madres de clan, en otras sus hermanos elegidos que representan a su clan hacia fuera. Los representantes que van al consejo de la aldea no pueden tomar las decisiones por sí solos, sino que son delegados que únicamente intercambian las decisiones de los diferentes clanes. Actúan como mensajeros entre el consejo de aldea y el consejo de clan hasta que todos los clanes han encontrado, en el marco de la aldea, un consenso.
Lo mismo pasa en el nivel regional: Aquí se coordinan las decisiones de las aldeas y ciudades a través de delegados, en general hombres apreciados, que transmiten la información. También aquí, los delegados van y vienen entre los consejos de aldea y de región hasta que la región haya logrado una decisión  consensuada entre todos los clanes de todas las aldeas.
Está claro, que en una sociedad así no se pueden formar jerarquías ni clases, tampoco un desnivel de poder ni entre los sexos ni entre las generaciones. Las minorías no son marginadas a través de las decisiones de las mayorías ni se les quita la voz, pues todas las decisiones políticas se toman en los hogares, donde viven las personas, en un sistema de “democracia directa”. Por lo tanto, defino los matriarcados en el nivel político como sociedades igualitarias de consenso.
Los patriarcados, en cambio, son por principio sociedades de dominio sobre los demás, incluso en su variante de democracia formal, ya que deja a las minorías sin voz. Además, contienen numerosas instituciones y jerarquías que no funcionan democráticamente.

En el nivel espiritual-cultural, las sociedades matriarcales no conocen la trascendencia religiosa con un dios invisible, inalcanzable, inconcebible, pero omnipotente, frente al cual el mundo es despreciado como “valle de lágrimas lleno de pecado y dolor” o incluso como “materia muerta”. El concepto matriarcal de divinidad es inmanente, pues el mundo entero es considerado divino, y más concretamente femenino-divino. Lo demuestran las antiguas representaciones de la diosa-universo, la creadora, y de la madre-tierra, que da a luz a todo lo vivo(a todo ser vivo). Por eso, todo posee divinidad, cada mujer y cada hombre, cada animal y cada planta, la piedra más pequeña y la estrella más grande.
En una cultura así, todo es espiritual. Y todo se celebra en las fiestas que siguen el ciclo del año: la naturaleza en sus diversas manifestaciones, los diferentes clanes con sus facultades y sus tareas, los sexos y las generaciones, según el principio: en diversidad está la riqueza. No hay separación entre lo sagrado y lo profano, por eso, en la vida cotidiana, cada acción es al mismo tiempo un ritual significativo, sea sembrar, cosechar, cocinar, tejer o viajar.
Por lo tanto, en el nivel espiritual defino los matriarcados como sociedades sagradas y culturas de lo femenino-divino, o sea de la diosa.
En los patriarcados, en cambio, se utilizan las  facultades religiosas y espirituales del ser humano para apoyar los principios de la clase dominante a través de las religiones estatales y mundiales.

Sugerencias para una sociedad nueva


Sobre esta base quiero formular algunas sugerencias para una sociedad nueva, que serán desarrolladas en los siguientes capítulos.
Para seguir el camino hacia la sociedad igualitaria será necesario combinar espiritualidad y política matriarcales para llegar a una economía y un orden social diferentes. Las sociedades matriarcales nos enseñan cómo puede ser posible. En ellas, la economía, la política, el orden social y la espiritualidad están entrelazados inseparablemente para facilitarles a todos una vida buena – su sistema de reglas lo garantiza.
Por supuesto, hoy no podemos adoptar los modelos del pasado, como por ejemplo los clanes consanguíneos o la economía exclusivamente agrícola. Pues la historia y el desarrollo social no se pueden girar hacia atrás. Pero los modelos de las sociedades igualitarias, probados durante milenios, nos pueden proporcionar múltiples sugerencias para nuestro camino hacia una nueva sociedad igualitaria.

En el nivel económico ya no es posible mantener el crecimiento de las grandes industrias o del nivel de vida, a riesgo de destrozar completamente la esfera biológica de la tierra. Aquí, la alternativa se da en la perspectiva de subsistencia como forma económica de unidades pequeñas y regionales.[4] Éstas trabajan para satisfacer las propias necesidades, de forma autárquica, anteponiendo indiscutiblemente la calidad de vida a la cantidad. A escala mundial hace falta consolidar y amplificar las estructuras de la economía de subsistencia que todavía existen y en las cuales suelen trabajar  las mujeres; de ninguna manera pueden ser sacrificadas a la globalización económica de las multinacionales. La regionalización a favor de las mujeres es un principio matriarcal.

En el nivel social  se trata de salir de la atomización de la sociedad, que lleva al ser humano cada vez más al aislamiento y al abandono, lo enferma y lo hace destructivo. Pues esto es el caldo de cultivo para la violencia y la guerra. Hace falta la formación de comunidades de afinidad electiva de diferentes tipos, sean éstas comunidades para vivir juntos, comunidades de vecindario o estructuras de redes. Las afinidades electivas, sin embargo, no se forman desde meras comunidades de intereses, porque estos grupos desaparecen tan deprisa como surgen. Una afinidad electiva, en cambio, sólo se genera sobre el fundamento de una coincidencia espiritual, y a través de ella se forma un clan simbólico, que une más que un mero grupo de intereses.
El principio matriarcal de este modelo social consiste en el hecho de que son las mujeres quienes inician, sostienen y dirigen estos clanes de afinidad electiva, algo que actualmente las mujeres pueden empezar a hacer en cualquier lugar, y que de hecho ya están haciendo. La motivación son las necesidades de mujeres y niños, que son el futuro de la humanidad, y no los deseos de poder y potencia de los hombres. Éstos han llevado a las familias extensas patriarcales y a las sociedades secretas políticas de hombres, que oprimen y excluyen a las mujeres. En los nuevos matri-clanes, sin embargo, las mujeres integran a los hombres plenamente, pero según otro sistema de valores, que es el cuidado mutuo y el amor, en lugar del poder. De esta forma, también los hombres viven mejor que en el patriarcado.

En el nivel de la toma de decisiones políticas el principio matriarcal de consenso es imprescindible para una sociedad igualitaria. Este principio puede ser practicado ya mismo y en todos los sitios. Es el principio fundamental que genera los impulsos para formar comunidades matriarcales, y al mismo tiempo impide que individuos o grupos empiecen a ejercer el poder en los nuevos clanes simbólicos. Establece el equilibrio entre mujeres y hombres, y también entre las generaciones, pues permite tanto a las personas mayores como a los jóvenes expresar plenamente sus ideas. Además, es el verdadero principio democrático, puesto que realiza lo que la democracia formal promete sin cumplirlo.
Según este principio, las pequeñas unidades de los nuevos matri-clanes toman las decisiones. No obstante, este sistema sólo se puede extender hasta unidades que en su tamaño no superen las regiones. De todos modos, la meta política, según la perspectiva de subsistencia, son las florecientes regiones autárquicas y no las grandes unidades como las naciones, las uniones de estados o las superpotencias, que solamente aumentan el poder de los que ya dominan, al mismo tiempo que degradan a los individuos convirtiéndolos en “material humano”, “capital humano” o en meros números.

En el nivel espiritual-cultural  no hay otra solución que despedirse de todas las religiones jerárquicas con el concepto de un dios transcendental y con pretensión de poseer la verdad absoluta, religiones que han despreciado profundamente al mundo, a la tierra, a las personas y especialmente a las mujeres. En lugar de eso hace falta una nueva consagración del mundo según el imaginario matriarcal de que el mundo entero es divino, con todo lo que hay en él. Esto nos lleva a honrar y celebrar todo de una manera creativa y libre: a la naturaleza con todas sus manifestaciones y seres y a la organización de las comunidades humanas. Esto último se realiza honrando y celebrando una vez a las mujeres, otra vez a los hombres, en otra ocasión a los ancianos o a los niños con sus respectivas facultades,  que forman su “dignidad” específica, su función social. Además, cada paso que damos en el camino hacia una nueva sociedad igualitaria merece una fiesta. Pues cada uno de estos pasos forma un fragmento de la nueva historia femenina, que podría darle al mundo un ejemplo de cómo la humanidad entera puede vivir mejor.
De esta manera, la espiritualidad matriarcal penetra todas las cosas y volverá a formar parte habitual de cada día. Al mismo tiempo se puede apreciar en ella el principio de la tolerancia matriarcal, pues nadie está obligado en “creer” en algo. No se trata de ningún dogma o doctrina basados en “libros sagrados”, sino de una celebración permanente y diversa de la vida y del mundo visible.

En este sentido, el camino hacia la sociedad igualitaria tiene que ser integral sin difuminarse. Tiene que ser siempre concreto, sin perderse en detalles incoherentes. La visión que abarca todas estas características la denomino modelo matriarcal. Un modelo no implica ninguna obligación a seguirlo, pues sólo en las relaciones de poder los modelos son impuestos por la fuerza. En la comunicación libre, un modelo representa una idea clara y puede aceptarse voluntariamente como guía práctica para un futuro mejor, integrando diferentes objetivos y acciones alternativos.
En mi opinión, los actuales movimientos alternativos dan muchos pasos que tienden implícitamente hacia el modelo matriarcal que aquí se propone. Estos movimientos se extienden rápidamente desde abajo, en escala mundial:
-          los diferentes movimientos sociales
-          los movimientos ecologistas
-          los diversos movimientos pacifistas
-          los diferentes movimientos feministas
-          los movimientos de los pueblos indígenas
-          los movimientos cívicos
-          los movimientos de comunidades
Todos ellos contienen elementos diferentes de modelos matriarcales tanto tradicionales como nuevos y creativos, en parte inconscientes, en parte conscientes. Los modelos tradicionales ya existen y se reinterpretan. Los modelos nuevos se suelen encontrar al practicarlos y a veces se formulan como ideas conductoras. En este sentido, las personas que participan en aquellos movimientos ya se encuentran en el camino hacia una nueva sociedad matriarcal, justa y pacífica.

En mis siguientes contribuciones quiero presentar el modelo matriarcal paso a paso en cada uno de estos niveles y explicarlo más detalladamente. Para eso hace falta una cuidadosa y cautelosa reflexión de transposición de los modelos matriarcales a las condiciones actuales. No los podemos copiar simplemente, pues la historia y el desarrollo social  no se pueden girar hacia atrás.
Pero podemos sacar diversas inspiraciones de la gran inteligencia social que se encuentra en estos modelos para aprovecharla para nuestra propia imaginación, formando y desarrollando  elementos nuevos para una nueva sociedad matriarcal, es decir igualitaria.

Construyendo nuestro acueducto/ building our aqueduct


Construyendo nuestro acueducto/ building our aqueduct





domingo, 4 de agosto de 2013

Ecoaldea

Vista desde el aire la Ecoaldea Nashira un Canto de Amor

Corregimiento del Bolo San Isidro

Municipio de Palmira, Colombia