domingo, 30 de junio de 2013

Premio Dubai International Award

Ciudadela Ecológica Nashira
Premio DUBAI INTERNATIONAL AWARD
Como Mejor Práctica ONU-HABITAT
 
La próxima semana, Nashira, recibirá el premio: Dubai International Award, como Mejor Práctica ONU-HÁBITAT 2012, en materia de calidad de vida.

Dicha distinción se confiere a la ciudadela ecológica Nashira para Mujeres Cabeza de Familia, situada en el corregimiento del Bolo, Municipio de Palmira – Valle del Cauca ;un proyecto de vida, donde las mujeres han aprendido a sembrar y cosechar la tierra en comunión con la naturaleza. Preservando el medio ambiente en una labor auto sostenible para ellas y sus familias.

El premio será entregado por un representante de las Naciones Unidas para los Asentamientos Humanos ONU-HÁBITAT, cuyo eje central es el desarrollo sostenible.

El enfoque de Nashira; rodeado del monocultivo de caña de azúcar. En un predio de 30.345 M2,  se destaca como proyecto de vivienda sostenible productiva y comunitaria que beneficia a 88 mujeres cabeza de familia y las personas que dependen de ellas ha permitido el apoyo del Ministerio de Agricultura y Desarrollo Rural, Ministerio de Ambiente, Vivienda y Desarrollo Territorial, el Banco Agrario de Colombia, el Gobierno Departamental y Alcaldía de Palmira.

La entrega del premio se llevará a cabo en la ciudadela ecológica Nashira, ubicada en el Corregimiento del Bolo, Municipio de Palmira – Valle del Cauca.

martes, 11 de junio de 2013

Cultura malagana


El nombre atribuido a los antiguos pobladores de las cercanías del río Bolo en el actual municipio de Palmira, ha sido un préstamo caprichoso que los arqueólogos, dado que los primeros hallazgos de esta civilización fueron encontrados en la hacienda de este nombre, en los corregimientos de El Bolo y San Isidro.

Entre 1992 y 1994 fueron encontrados los primeros objetos que evidencian la existencia de estos antiguos pobladores. El descubrimiento fue accidental y en poco tiempo la noticia de guacas en la zona, se difundió atrayendo muchos curiosos, guaqueros y saqueadores que, sin control alguno, extrajeron todo tipo de vestigios de los tesoros malagana, dejando desprovistos a los hombres y mujeres de ciencia de una valiosa información para la reconstrucción social y organizativa de estos pueblos.

Sin embargo, estos hallazgos permiten afirmar que se trata un cacicazgo importante en el sur occidente colombiano que tuvo su periodo de mayor auge y desarrollo durante los primeros siglos de la era cristiana. Las excavaciones arqueológicas indican que existieron por lo menos dos ocupaciones humanas anteriores y una posterior a la malagana en el río Bolo, todas ellas relacionadas con los periodos calima (ilama, yotoco y sonso). En ese sentido, la aparición de los malagana en el periodo comprendido entre los años 70 y 140 D.C, lapso inscrito en el periodo de existencia de los calimas, es un punto de quiebre respecto a quienes consideran a la cultura calima como propia de un territorio y la circunscriben estrictamente a la región que le da su nombre (estribaciones media y alta de la cordillera occidental en la zona centro del departamento del Valle del Cauca, abarcando los municipio de Restrepo, El Calima –Darién, Yotoco y Vijes.).

Los vestigios malagana muestran que las técnicas y estilo de estos pobladores presentan ciertas similitudes, en cuanto a forma y simbología, con el suroccidente precolombino, es decir, con las culturas Calima, San Agustín, Tierradentro, Tolima, Quimbaya, Tumaco y Nariño; lo que sugiere que los malagana participaron en un intercambio cultural que se manifestó justo en el momento de mayor complejidad social y política, con un esplendor tecnológico y artístico que perduró durante el primer milenio de la era cristiana.

La producción orfebre de los malagana, caracterizada por el trabajo sobre láminas de oro de buena ley, el tamaño de las piezas y los usos para los cuales fueron diseñadas, concuerdan con la producción del periodo yotoco – calima. Estos pobladores practicaron las técnicas del martillado de láminas gruesas de oro para convertirlas en máscaras rituales y funerarias. También practicaron el enchape de láminas de oro sobre trozos de madera o hueso, el repujado, la soldadura por fusión o frotamiento y la cera perdida, recubierta con molde de barro, que al someterse al calor se derretía dando paso al oro fundido que quedaba al descubierto después de romper el molde.

En cuanto a la producción cerámica, esta se caracteriza por ser fina y pulida; sobresalen las ocarinas, cántaros para la recolección y almacenamiento de líquidos y las alcarrazas, vasijas de cuerpo globular con doble vertedera y asa puente. Predominan los colores blanco y terracota.

Tomado de Sinic