Heide
Goettner-Abendroth
Investigación moderna del matriarcado
Sus resultados
y su importancia actual
Introducción
Después
de haber obtenido el título de doctor en la Universidad de Munich con el tema
“La lógica de la interpretación”, di allí clases de filosofía y teoría de la
ciencia desde 1973 hasta 1983. Después abandoné la institución “universidad”,
pues decidí dedicarme a una tarea más importante y socialmente más relevante. A
partir de 1976 fundé, junto con mis colegas y compañeras de lucha, la
investigación feminista en Alemania Occidental, y aquí por primera vez presenté
mi teoría de la sociedad matriarcal.
Siendo
una joven estudiante de 25 años, había dado los primeros pasos en dirección a
esa teoría, inscribiéndome en diversas asignaturas para cursar estudios
interdisciplinarios relacionados con ella (historia cultural, arqueología,
etnología, ciencias de las religiones, mitología etc.). Además a partir de
entonces viajé permanentemente para visitar los lugares arqueológicos europeos
y de los demás continentes. Estos eran mis estudios extraoficiales al margen de
los estudios oficiales de filosofía analítica, teoría de la ciencia y lógica
formal.
Desde
1976 presenté el tema del matriarcado en público, en 1980 publiqué mi primer
libro sobre el asunto. Desde 1983 me dedico exclusivamente a esta
investigación, que hasta el momento no ha sido reconocida por la institución
universitaria. Pero la opinión pública la recibió muy interesada: Mi primer
libro marca el principio de la discusión sobre el tema del matriarcado en el
nuevo movimiento feminista y en la
vida pública en general en los países de habla alemana.
Soy
consciente de que la investigación del matriarcado tiene ya una larga tradición
en los países de habla alemana. Empezó hace más de cien años con la famosa obra
Das Mutterrecht [El derecho
matrilineal] de Johann Jakob Bachofen, que se publicó en 1861. Durante más
de un siglo proseguía esta discusión sobre el “derecho matrilineal” y el
“matriarcado”, tema que fue utilizado bajo los más diversos puntos de vista por
las escuelas filosóficas y las corrientes políticas, pero también se abusó de
él.
Lo que
más me asombró tanto en la obra de Bachofen como en las diferentes recepciones
de ella, era – a pesar de una buena colección de material – la falta de una
definición clara y de una fundamentación científica del campo de investigación.
Eso dio lugar a los puntos de vista emocionales e ideológicos con los que esta
discusión estuvo cargada desde el principio. Los clichés corrientes sobre el “ser
de la mujer” siempre han jugado un papel importante, lo que demuestra que no se
produjo ninguna autorreflexión crítica del patriarcado en el trato de este
tema. La razón es simple: Si se hubieran tomado en serio los hallazgos de
Bachofen y todo lo que después ha llegado a descubrirse, eso habría significado
el derrumbamiento de la ideología patriarcal y de la visión del mundo
patriarcal. Pues la investigación del matriarcado significa el principio de un
paradigma nuevo en el entendimiento de la historia de la humanidad lo que tiene
una influencia profunda sobre nuestra comprensión del mundo. ¡Por eso es
demasiado peligroso presentar esta investigación adecuadamente y apreciarla!
Después
de haberme dado cuenta de esta realidad, decidí darle a la investigación del
matriarcado - sobre la base de mi
herramienta filosófica – una fundamentación científico-teórica y una
metodología moderna. Pues considero que esta nueva ciencia es demasiado
importante para desatenderla en este sentido. Además trabajando yo misma como
investigadora del matriarcado tuve que crearme una base sólida para mi teoría
amplia acerca de esta forma social en la
historia y en la actualidad. En este sentido he llegado a ser, con el
transcurso del tiempo, la fundadora de la investigación moderna del
matriarcado.
La
tarea de crear una fundamentación científico-teórica para una ciencia nueva
significa en primer lugar dar una definición del campo de investigación que
tiene que ser clara y amplia a la vez para poder integrar una inmensa cantidad de
material sin contradicciones. Además, con ayuda de esta definición, hay que
desarrollar un marco teórico que sea capaz de proporcionar explicaciones
confirmadas empíricamente para todos los fenómenos de este campo de
investigación.
La gran cantidad de buenas
investigaciones individuales que ya se han llevado a cabo, con ayuda de la
teoría alcanzarán profundidad, significación y contexto, y el investigador
futuro será guiado por ella. Crear en este sentido una teoría no significa
formular un sistema cerrado – eso es una actitud filosófica anticuada y
superada – sino crear una estructura abierta que sirva para aclarar y orientar
la concreta investigación individual, la mía incluida. En este sentido un
paradigma nuevo se está desarrollando permanentemente.
Cuando me di cuenta de esta
necesidad, desarrollé dentro de los primeros diez años una metodología para la
investigación moderna del matriarcado que por principio es interdisciplinaria.
Es decir que ella une sistemáticamente, no casualmente, las ciencias relevantes
para esta investigación y las trasciende.
Esto fue la primera parte de la
tarea. La segunda era desarrollar un buen método de crítica ideológica que
fuera capaz de descubrir los prejuicios de la ideología patriarcal, por una
parte visibles, por otra ocultos, que siempre se introducen en este campo de
investigación. Esto es importante, por un lado, con respeto al análisis crítico
de la investigación precedente acerca del tema del matriarcado, por otro lado
para no producir igualmente nuevos prejuicios.
Así desarrollé, paso a paso, la teoría de la sociedad matriarcal, de la
que voy a dar aquí brevemente una idea general. Es decir, presento la
definición estructural de la forma social matriarcal que es el núcleo de esta
teoría. No es ningún prejuicio ni un axioma supuesto, sino el resultado de
treinta años de investigación intensiva en este campo que he encontrado a
través de un proceso largo de trial and
error, experimento y error (comprobación empírica).
¿Por
qué el concepto de “matriarcado”?
Empiezo
con unas advertencias sobre por qué utilizo el concepto de “matriarcado”. A
pesar de la difícil connotación del concepto, que, al entenderse como paralelo al concepto de “patriarcado”,
da lugar a la impresión generalizada, pero errónea de “poder de mujeres”,
considero necesario mantenerlo. Hay muchas razones:
1. El concepto de “matriarcado”
es, en general, bien conocido, pues desde 1861 (Bachofen) existe una viva
discusión sobre él. Y desde entonces ha tenido una larga tradición y se ha convertido
en un concepto que se utiliza en el lenguaje común.
2. La re-definición filosófica y
científica de conceptos se refiere normalmente a conceptos conocidos del
lenguaje común y los define de nuevo. Después los científicos pueden trabajar
con ellos, y en este procedimiento, estos conceptos logran un significado
nuevo, más claro y más amplio que en el lenguaje común. Luego, en muchos casos
el lenguaje común es influido por estos conceptos re-definidos, lo que en el
caso del concepto “matriarcado”, que frecuentemente se utiliza de una manera
poco precisa, sería beneficioso.
3. Según mi opinión no siempre es
útil inventar conceptos sustitutivos como “matrifocal”, “matricéntrico”, “matrístico”, “gynaicostático”,
“gylánico”, etc. Son artificiales y
no tienen ninguna relación con el lenguaje común. Algunos de ellos como
“matricéntrico” y “matrístico” son demasiado limitados, pues insinúan que en
sociedades no-patriarcales todo gira alrededor de las madres, quizás en una
especie de culto hacia ellas. Pero el culto a las madres es una invención del
patriarcado y no tiene nada que ver con el matriarcado. Una visión tan reducida
de estas sociedades desprecia la diversidad de las relaciones en su complejo
sistema social.
4. Además, la traducción
corriente y parcial del concepto como “poder de las madres” no es correcta.
Pues la palabra griega arché tiene
dos significados: significa al mismo tiempo “principio” y “poder”. Así que
podemos traducir “matriarcado” correctamente como “al principio las madres”, lo
que va al grano. En cambio, “patriarcado” se traduce correctamente como el
“poder de los padres”.
5. Además es un asunto político
utilizar el concepto de “matriarcado” en su significado re-definido y aclarado.
Con él no se huye de la discusión necesaria con colegas y con el público
interesado, lo que puede pasar con facilidad utilizando otros conceptos que
tienen una tendencia de esconder y de minimizar. Por eso, las/los
investigadoras/es no deberían tener miedo a la connotación provocativa del
concepto “matriarcado”, sobre todo porque las investigaciones acerca de este
tema son tan importantes y porque una provocación política continua puede
llevar consigo a una alteración de la conciencia.
El
alcance de la investigación moderna del matriarcado
Basándome en mi obra principal Das
Matriarchat [El matriarcado], que se publica sucesivamente en
varios tomos, quiero presentar brevemente mi teoría de la sociedad matriarcal, que al mismo tiempo muestra el
alcance de la investigación moderna del matriarcado. La importante
investigación sobre el asunto que ya existe ha sido integrada en este marco y
sigue siendo integrada.
En
un primer paso del desarrollo de esta
teoría he presentado un resumen de la
investigación del matriarcado que se ha hecho hasta ahora. En él sigo el
transcurso de la historia de su estudio mediante ejemplos modelo que provienen
de la discusión científica y política. Con esto queda patente la falta de una
definición clara y completa de “matriarcado”. Además, en este libro concretizo
el método de la crítica ideológica, que es necesario en este trabajo, pues la
mayoría de las obras anteriores y contemporáneas acerca de este tema contienen
enormes dosis de ideología patriarcal (véase Das Matriarchat I. Geschichte seiner Erforschung [El matriarcado I. La historia de su
investigación], Kohlhammer 1995, 3ª edición).
Por
eso, en un segundo paso del
desarrollo de esta teoría formulo la definición estructural completa y
urgentemente necesaria, que indica las características imprescindibles y suficientes para esta forma social. No se
deduce de una manera abstracta, sino poco a poco, a partir de la penetración en
el inmenso material etnológico.
Aquí se
ve el carácter sistemático de mis investigaciones etnológicas, pues una
definición completa de “matriarcado” no se puede deducir de la historia
cultural. Sólo nos quedan restos y fragmentos de las sociedades históricas, que
no dan ninguna imagen completa. No hay duda que pueden ser muchos los
fragmentos y que pueden ser muy importantes, no obstante sólo nos pueden dar
informaciones dispersas. No podemos saber cómo han pensado o sentido los
hombres matriarcales, cómo han organizado sus modelos sociales y sus asuntos
políticos, es decir: qué aspecto tenía su sociedad en su totalidad, solamente a
través de la investigación histórica. Para conseguir estos conocimientos y así
la definición completa de “matriarcado”, tenemos que investigar los ejemplos
todavía existentes de estas sociedades, que por suerte se encuentran en todos
los continentes, excepto en Europa.
Como
segundo componente para la construcción de mi teoría presento todas las
sociedades matriarcales que aun existen en
el mundo. (véase Das
Matriarchat II,1. Stammesgesellschaften in Ostasien, Indonesien, Ozeanien [El matriarcado II,1. Sociedades tribales en Asia Oriental, Indonesia, Oceanía], Kohlhammer 1999, 2ª
edición, y Das Matriarchat II,2. Stammesgesellschaften in Amerika, Indien, Afrika [El matriarcado
II,2. Sociedades tribales en América, la India y África], Kohlhammer 2000).
En un tercer paso del desarrollo de esa teoría utilizaré la
definición completa de “matriarcado” como instrumento científico para emprender
una revisión de la historia cultural de la humanidad. Ésta es mucho más larga
que los cuatro o cinco milenios de historia patriarcal. Sus periodos más largos
abarcan la génesis y el desarrollo de las sociedades no patriarcales, en las
que las mujeres representaban la fuerza creadora de cultura y el centro
integrante de la sociedad. Las sociedades matriarcales aún existentes son sus
últimos ejemplos.
En este
campo por suerte ya están a nuestro alcance unas investigaciones excelentes que
se han desarrollado últimamente. Pero todavía falta su unión sistemática, es
decir, la imagen completa de la larga historia del matriarcado (Proyecto Das
Matriarchat III. Historische Stadtkulturen [El matriarcado III. Culturas urbanas históricas], en fase de
elaboración).
Es
obvio que una tarea tan inmensa es imposible sin la definición completa de
“matriarcado”. Después de haberla conseguido mediante la parte etnológica de mi
teoría, se hace posible escribir la historia universal de la humanidad de una
manera adecuada y no deformada por prejuicios patriarcales. Hoy día urge esta
nueva interpretación de la historia, pues la interpretación patriarcal resulta
cada vez más falsa y superada.
En un cuarto paso del desarrollo de esta teoría se aborda el problema
de la génesis del patriarcado. Quiero dar una respuesta a dos preguntas
importantes: 1º ¿Cómo fue posible el desarrollo inicial de modelos
patriarcales? 2º ¿Cómo se pudieron extender por todo el mundo? Esto último, por
supuesto, no se entiende por sí mismo.
En mi
opinión, estas dos preguntas todavía no se han contestado satisfactoriamente;
en lugar de eso se han propuesto muchas seudo-explicaciones. Si queremos
explicar la génesis del patriarcado, necesitamos en primer lugar conocimientos
claros sobre la forma social anterior, que es el matriarcado. Estos
conocimientos son todavía incipientes, pero son la condición previa para poder
explicar la génesis del patriarcado, de lo contrario empezamos con falsas
hipótesis.
En
segundo lugar, una teoría de la génesis del patriarcado tiene que explicar por
qué los modelos patriarcales han surgido en distintos lugares, en distintos
continentes, en distintos tiempos, bajo distintas condiciones. La respuesta
será muy distinta según las distintas regiones del mundo, y esta tarea no se ha
resuelto de ninguna manera hasta ahora (Proyecto Das Matriarchat IV.
Entstehung des Patriarchats [El
matriarcado IV. La génesis del patriarcado], en fase de elaboración).
El quinto paso del desarrollo de esta teoría trata del análisis y
de la historia del patriarcado. La historia patriarcal, hasta ahora, sólo se ha
escrito como historia del y desde el poder, como “historia desde arriba”. Pero
existe también la perspectiva de la “historia desde abajo”, que muestra una
imagen muy distinta. Es la historia de las mujeres, de las clases inferiores,
de las culturas marginadas. Se ve claramente, en todos los continentes, que el
patriarcado no consiguió destruir por completo las largas y antiguas
tradiciones matriarcales, de las que, en último término, vive de una manera
parasitaria.
La
tarea consiste en demostrar que estas tradiciones antiguas (tradiciones orales,
costumbres, mitos, ritos, folclore, etc.) tienen sus raíces en la cultura
predecesora, en el matriarcado. Pero sólo podemos descubrirlo con ayuda de la
definición completa de “matriarcado”. Sin embargo, si conseguimos seguir estos
hilos hacia el pasado atravesando la historia del patriarcado y unirlos, esto
significa nada menos que reconquistar nuestras herencias (Proyecto Das
Matriarchat V. Matriarchale Traditionen in patriarchalen Gesellschaften [El matriarcado V. Las tradiciones
matriarcales en las sociedades patriarcales], en fase de elaboración).
Los resultados de la investigación moderna del
matriarcado:
Definición elementos de la sociedad
matriarcal
El
desarrollo de la definición de la sociedad matriarcal puede seguirse en los dos
tomos de orientación etnológica (Das Matriarchat [El matriarcado] II,1 y II,2). Mediante las sociedades
matriarcales aún existentes que en ellos se presentan, la formulación de esta
definición es comprensible para todos.
Quiero
resumir aquí sus rasgos principales que dan, en palabras clave, una imagen de
la forma social matriarcal. Defino “matriarcado” en los niveles de los modelos
económicos, sociales, políticos y religioso-culturales.
En el nivel económico, los matriarcados son sociedades agrícolas. Las
tecnologías de la agricultura abarcan desde la horticultura primitiva (inicio
en el Paleolítico Medio, alrededor de 60.000 años a. C.) pasando por la
agricultura plenamente desarrollada con el arado (que empieza con el Neolítico,
10.000 a. C.) hasta los complicados sistemas de las tempranas culturas urbanas,
en todo el mundo. La génesis del matriarcado está directamente relacionada con
la invención de estas nuevas tecnologías.
Se
practica la economía de subsistencia con autarquía local o regional. La tierra
y las casas son propiedad del clan en el sentido del derecho de usufructo; la
propiedad privada y las reivindicaciones territoriales son desconocidas. Las
mujeres tienen el control sobre los bienes más esenciales de la vida: los
campos, las casas, los víveres, siendo la madre de estirpe la administradora
del tesoro del clan.
Los
bienes se encuentran en un intercambio activo que sigue las líneas de
parentesco y las reglas de casamiento. Este sistema de intercambio evita que
los bienes puedan ser acumulados por un clan o por una persona. El ideal es el
reparto y no la acumulación. Ventajas y desventajas en la adquisición de bienes
se compensan mediante las reglas sociales, por ejemplo los clanes ricos son
obligados a invitar a la aldea entera en las numerosas fiestas comunes lo que
reduce drásticamente la riqueza de un clan. Se les recompensa con “honor”, es
decir prestigio social.
En el
nivel económico, los matriarcados se caracterizan por una reciprocidad
perfecta, por eso son sociedades de
equilibrio.
En el nivel social, los matriarcados se basan en el clan. Los hombres
matriarcales conviven en estirpes grandes que están organizadas según el
principio de la matrilinealidad, el
parentesco por línea maternal. El nombre del clan, todas las categorías
sociales y los títulos políticos se heredan por línea maternal. Un matri-clan
así consiste en tres generaciones de mujeres: la madre del clan y sus hermanas,
sus hijas y sus nietas; y además los hombres directamente emparentados: los
hermanos de la madre del clan, los hijos y nietos de la madre del clan y de sus
hermanas.
Un
matri-clan convive en la gran casa del clan, que puede comprender de 10 a 100
personas, según tamaño y estilo arquitectónico. Las mujeres viven
permanentemente en ella, pues las hijas y las nietas no abandonan nunca la casa
del clan maternal cuando se casan. Esto se llama matrilocalidad.
El clan
es una unidad económica autárquica. Para lograr que estos grupos autárquicos
formen una estructura social con otros clanes de la aldea o de la ciudad, se
desarrollaron complejas reglas de casamiento, por ejemplo la de casamiento
recíproco entre cada dos clanes. A ello también obedecen las reglas de libre
elección con otros clanes, con el efecto deseado que todos los miembros de la
aldea o de la ciudad están emparentados, los unos con los otros, más o menos de
forma próxima. Este parentesco forma un sistema de ayuda mutua con reglas
firmes. De este modo se genera una sociedad igualitaria, organizada de una
manera no jerárquica, que se entiende como un clan ampliado, con todas las
obligaciones de la ayuda mutua.
Los
matriarcados son en el nivel social sociedades
de parentesco. Acerca del papel que juega en ellos el hombre, se puede
decir que los hombres jóvenes que abandonan la casa materna después de haberse
casado no se van muy lejos. Se desplazan hacia la casa de clan vecina que se
encuentra con su casa de clan en relación de casamiento; allí viven sus
esposas. Y no se quedan mucho tiempo fuera de su casa, sólo desde el atardecer
hasta el alba. Esta forma de matrimonio se llama matrimonio de visita, que es una forma muy abierta y limitada a la
noche. Es decir, los hombres matriarcales no conviven con sus esposas o
amantes; en la casa de clan de éstas sólo son invitados. Su hogar es la casa de
clan materna, en la cual tienen las obligaciones y derechos de un miembro de
clan, pues allí viven y trabajan.
Los
hijos de las esposas y amantes pertenecen a la casa de clan de éstas, pues
llevan el nombre de clan de su madre. Los hombres no consideran a estos niños
nunca como “sus hijos”, ya que no llevan el mismo nombre de clan que ellos. Sin
embargo, los hijos de sus hermanas llevan su mismo nombre de clan, por eso, los
hombres consideran a sus sobrinas y sobrinos como “sus hijos”, se
responsabilizan de ellos y les procuran cuidados cariñosos. La paternidad biológica
tal como la conocemos les es desconocida o no juega ningún papel como factor
social. Los hombres, no obstante, ejercen una especie de paternidad social en relación con los hijos de sus hermanas.
En
el nivel político, los procesos de toma de decisiones
están organizados también según las líneas de parentesco. La base de cada toma
de decisión son las diferentes casas de clan. Los asuntos que interesan al clan
son decididos por las mujeres y los hombres de forma consensuada. Ningún
miembro de la casa puede ser excluido de la toma de decisiones, los niños son
miembros del clan con plenos derechos de voz y voto a partir de los 13 años.
Las decisiones se toman únicamente por
consenso, es decir unánimemente. Lo mismo pasa con las decisiones que interesan
a toda la aldea: Después de haberse reunido el consejo del clan, los delegados
de las diferentes casas de clan se reúnen en el consejo de la aldea, en algunas
sociedades las mismas madres de clan, en otras los hermanos elegidos de la
madre que representan su clan hacia fuera. Los representantes que van al
consejo de clan no pueden tomar las decisiones por sí solos, sino que son
delegados que únicamente intercambian las ideas de los diferentes clanes.
Actúan como mensajeros entre el consejo de aldea y el consejo de su casa de
clan hasta que todas las casas de clan han encontrado, en el nivel de la aldea,
un consenso.
Lo mismo pasa a nivel regional:
las decisiones de las aldeas y ciudades en el nivel regional se coordinan a
través de delegados, en su mayoría hombres, que llevan la información. También
aquí los delegados van y vienen entre los consejos de aldea y de región hasta
que la región haya logrado una decisión
consensuada entre todas las casas de clan de todas las aldeas.
En una sociedad así no se pueden
formar jerarquías ni clases, tampoco una graduación de poder ni entre los sexos
ni entre las generaciones. Las minorías no son marginadas a través de las
decisiones de las mayorías, pues las decisiones políticas se toman en un
sistema de “democracia de base”. Por eso, en el nivel político los matriarcados
son sociedades igualitarias de consenso.
En
el nivel ideológico-religioso, estas
sociedades no se pueden caracterizar con los conceptos de “religión natural” o
“culto de fecundidad”; estos conceptos no sólo son peyorativos sino también
falsos. Pues con ellos no queda claro que se trata de sistemas religiosos
complejos.
Una idea fundamental de la vida y
del cosmos es su creencia en la reencarnación, que es entendida de una manera
muy concreta: Cada miembro de un clan está convencido que se reencarnará
después de su muerte porque una de las mujeres jóvenes del clan le dará a luz
otra vez. En este sentido los niños son considerados como los antepasados o
antepasadas reencarnados de la estirpe y son sagrados. Las mujeres no sólo son
veneradas porque son las creadoras de la vida y las alimentadoras, sino también
porque son las re-parturientas, y de esa manera pueden transformar la muerte en
vida. La vida y la muerte se consideran como procesos cíclicos que se alternan
permanentemente.
También se tiene esta visión de
la naturaleza, donde todo lo vivo crece, madura y muere y vuelve a aparecer
después de un ciclo cumplido. La tierra, que es la Gran Madre, garantiza la
reencarnación y el alimento de todo lo que vive. Ella es la una diosa
primitiva; la diosa cósmica, creadora del universo, será la otra. Igualmente,
los hombres observaban el proceso cíclico de nacer, morir y volver mediante las
fases de la luna y de la salida y la puesta de los astros, siguiendo a cada
puesta una nueva salida. En este sentido, el macrocosmos es semejante al
microcosmos formado por la tierra, la sociedad y el hombre, que tienen los
mismos ciclos y reflejan el macrocosmos. En este sentido todo está integrado,
lo uno en lo otro: los hombres en la sociedad, ésta en la naturaleza de la
tierra y ésta a su vez en el cosmos. No conocen el pensamiento dualista, donde
se contraponen el “hombre” a la “naturaleza”, el “espíritu” a la “naturaleza” o
la “sociedad” a la “naturaleza” y que sirve para el menosprecio y la
explotación de la naturaleza como mera fuente de recursos.
La naturaleza es sagrada, pues el
mundo es divino. El concepto matriarcal de divinidad es inmanente, no
trascendente. Todo posee divinidad, el ser más pequeño y la estrella más grande,
cada mujer y cada hombre. En sus fiestas, que siguen el ciclo de las
estaciones, todo se celebra: la naturaleza, los clanes, los sexos, las
generaciones. En la vida diaria tampoco existe ninguna separación entre lo
profano y lo sacro, y por eso, cada
actividad diaria como sembrar, cosechar, cocinar, tejer es a la vez un ritual
significativo.
En el nivel religioso, los
matriarcados son, por eso, sociedades
sacras y culturas de diosa.
La importancia actual de la
investigación moderna del matriarcado
La actualidad de la investigación
moderna del matriarcado va en varias direcciones:
Por un lado, podemos percibir la
estructura y el funcionamiento de los modelos patriarcales sólo parcialmente
mientras estemos atrapados en esta forma social. Y quedamos atrapados en ella,
consciente e inconscientemente, si no conocemos ninguna alternativa al
patriarcado o no la queremos aceptar. De esta manera, el conocimiento de la
forma social matriarcal origina una gran alteración de conciencia porque nos permite comprender los modelos
patriarcales, sobre todo los que hemos interiorizado. Esto es la condición
previa para poder superar el patriarcado tanto en lo espiritual como en la
práctica.
Si además en la actualidad cada
vez más personas, sobre todo mujeres, quieren salir de los modelos opresivos y
destructivos del patriarcado – cuyo alcance destructor se hace cada vez más
visible -, esto no será posible sin el
conocimiento de otra forma social. Nos la podemos inventar como una utopía
abstracta, sólo que tales utopías nunca han funcionado en la historia humana.
La forma social matriarcal, no obstante, no es ninguna utopía, sino una
experiencia práctica, vivida durante las épocas más largas del desarrollo de la
cultura humana. Existen en ella reglas muy concretas y muy detalladas de cómo
la convivencia humana puede ser organizada de una manera orientada a las
necesidades, más pacífica y menos violenta, es decir más humana. Sólo esto
merece la investigación de la sociedad matriarcal, cuyos modelos se caracterizan
por una gran inteligencia social.
El conocimiento de la forma
social matriarcal y la asimilación de sus valores y reglas nos podría ayudar a
solucionar problemas como: el aislamiento del individuo, la guerra entre los
sexos con la violencia, que la acompaña, contra mujeres y niños, la lucha entre
las generaciones con el abandono de niños y jóvenes y la miseria de los
ancianos, los innumerables crímenes causados por la pobreza, la destrucción de
la naturaleza y la cultura en todo el mundo por el desequilibrio en el reparto
de la riqueza y el poder incontrolable en manos de cada vez menos hombres y,
por fin, como consecuencia de todo eso las interminables guerras de lucha por
recursos que al mismo tiempo se malgastan sin sentido.
La investigación del matriarcado
puede aportar soluciones esenciales para los problemas acumulados por el
patriarcado tardío.
Cada paso dado y que se dé en
dirección a la solución de estos problemas es de gran importancia, se dé
individualmente o de forma colectiva, a través de instituciones o del estado.
Estos múltiples pasos, sin embargo, se quedan atrapados a medio camino, de
manera reformista o quizás entrando en contradicción entre sí, si no tenemos
una visión más allá del patriarcado. La investigación del matriarcado nos puede
proporcionar esta visión, como idea que nos guía, que nos hace dar los
distintos pasos concretos en la
dirección correcta y nos permite coordinarlos mejor. Entonces cada paso
concreto gana importancia y no tendremos el peligro de caer en el modo de
pensar patriarcal.
(traducción: Susanne Schmidt)
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